Nos
ha visitado estos días nuestro misionero navarro José Antonio Izco Ilundáin, y nos ha dejado un regalo… ¡un regalazo!: su
libro, “Hasta el confín de la tierra”, que narra la historia de 50 años en
Japón (1953-2003), por parte de 29 curas de 13 diócesis españolas, entre los
que se encuentra él.
El
inicio del prólogo es toda una declaración de intenciones: “Siempre quise ver
escrito un relato histórico de la evangelización concreta que unos cuantos
curas estábamos urdiendo en Japón. No porque esta nuestra evangelización fuese
modélica ni tampoco porque fuese distinta de la de otros muchos grupos
misioneros en este país. Entonces; ¿por qué? Quizás por creer o presentir que
una comunicación así, abriendo el alma con sencillez a los (familiares, amigos,
colegas…) que nos vieron venir a estos confines, podría no sólo responder a una
curiosidad, sino también ayudar a comprender y a reencender la mecha alegre de
la fe común que origina y sostiene la misión de aquí y de allá…
Y mi deseo de que, aún sin decirlo, estas páginas aticen el fuego de más de un cristiano, de más de un cura, de más de un amigo… hasta ceder a la sabrosa tentación de seguirle a Él y entregarse a su misión en cualquier confín de la tierra.”
Tus
palabras, amigo José Antonio, han sido para esta Delegación, y estamos seguros
que para muchos serán también como un soplo de viento fresco para las “brasas
de nuestra fe”, reavivando el fuego del espíritu que nos hace misioneros a
todos.