Ayer pasamos parte de la mañana con Amparo Mugeta Sanz, navarra nacida en Pamplona, que actualmente está de misionera en
Venezuela, concretamente en Coro, donde tienen tres escuelas. Nos comenta que
la situación es tan dramática como aparece en los medios de comunicación, incluso
en algunas zonas la cosa está peor: los sueldos han bajado mucho, la escasez de
alimentos va en aumento y los medicamentos ya no sólo son escasos sino que
tienen precios impagables para la mayoría de la población.
“La
situación política es muy complicada incluso para nosotras las religiosas”.
Mientras
vamos hablando con ella nos cuenta que a pesar de la situación volverá el
próximo 22 de septiembre a Venezuela. “Como misionera soy consciente que a
pesar de todas las dificultades mi sito está allí. Tenemos que seguir con
nuestra labor en la educación porque ellos son el futuro.”
Sabe que el año que viene su misión se
desarrollará por el Amazonas, nos comenta con una sonrisa, pero no se plantea
nada para el futuro. Ahora toca “cargar las pilas” y volver a Venezuela.
Cuando
marchó, al cerrar la puerta de la Delegación Misiones y OMP, dejó tras de sí
una letanía de silencios elocuentes con los que nos dijo sin palabras que ella
es feliz, que la fe es algo muy sencillo y cotidiano, que compartir vida y suerte
en mitad de las dificultades infunde esperanza, que somos una familia que se
apoya: ellos allí y nosotros acá, y que Dios no promete en balde pues es cierto
que siempre se recibe más de lo que se da.