El pasado 21 de julio de 2022 se celebró en Javier el Encuentro
Misionero de Verano a la sombra del castillo del Patrono de las Misiones, en el
Año Santo Jubilar por el 400 Aniversario de la canonización de San Francisco
Javier. En el que participaron cerca de 70 misioneros y familiares.
La mañana, como no podía ser de otra manera, comenzó con una
oración, en comunión con todos los misioneros y misioneras del mundo, en
concreto con los 530 misioneros navarros en activo, donde se hizo memoria de
Alejandro Labaka e Inés Arango asesinados en la selva amazónica, cuyo aniversario
coincidía con el encuentro. Tras la oración D. Oscar Azcona, Delegado de
Misiones y Director de OMP en Navarra, presentó al equipo de animación
misionera de la diócesis.
Acto seguido, D. Oscar Azcona presentó los centenarios de OMP
que estamos celebrando con el título de: A hombros de gigantes. En el que se
incluye el Centenario de la Canonización de San Francisco Javier, Patrono de
las Misiones. Motivo por el que este año estamos celebrando el Jubileo de San
Francisco Javier.
La mañana culminó con el testimonio de Ana Aguado, la última
misionera laica que quedaba de Misión Diocesana. Este fue un momento emotivo y
lleno de profundidad humana y espiritual. En el que Ana nos mostró las sombras
y luces de la misión, pues los misioneros desarrollan muchas veces su labor
evangelizadora y social en medio de circunstancias muy duras. No obstante,
desde la fe, la relectura que se hace de todo lo vivido es gracia y don. Tras
el testimonio, el Delegado de Misiones le entregó un homenaje, en nombres del
Sr. Arzobispo, por sus años de entrega en Guatemala.
Antes de salir para celebrar la Eucaristía en el Castillo de
Javier, se comunicó brevemente la buena experiencia vivida con el primer
Encuentro misionero para niños a nivel nacional, organizado por OMP, y se
propusieron algunas sugerencias sobre la revista Misiones Navarra.
La celebración de la misa estuvo presidida por D. Francisco
Pérez, Arzobispo de Pamplona y Obispo de Tudela, que, durante la homilía,
agradeció la labor y la entrega desinteresada de los misioneros y misioneras,
siendo testigos de Jesús en todos los rincones del mundo. Así mismo bendijo las
diferentes realidades de los misioneros: sacerdotes, religiosos, familias y
laicos allí presentes.
Como ya es tradición, al terminar la misa hicimos “la fotografía
del encuentro”, esta vez, a la sombra del castillo de Javier, para protegernos
del generoso sol que hizo.
La comida fraterna, como siempre, fue celebración de vida,
amistad y misión compartida. Donde la sobremesa nos dejó ser partícipes de
pequeños tesoros venidos desde todos los rincones del mundo: Latinoamérica,
China, Japón, África, India, México… todo un regalo que nos dejó con deseos
encontrados, entre la gratitud por todo lo vivido y la pena por tener que
despedirnos un año más. Eso sí, entre abrazos, besos, y un: ¡hasta el próximo
encuentro!
Momentos del Encuentro